El próximo 26 de Enero los alumnos del Curso CESPA (Curso Espiritualidad y Pastoral recibirán los Ministerios de Acolitado y lectorado.
El evento se tiene planeado para las 12 en punto contando con la presencia del Señor Obispo D. Fco. Javier Chavolla Ramos, obispo de la diócesis de Toluca, quien presidirá.
Los alumnos llevan hasta ahora cinco meses de preparación en su etapa espiritual. Con la recepción de su alba juntamente con los ministerios, éstos se preparan para una nueva etapa de formación en su vida opcional misionera para trabajar en la diócesis de Tlapa. Gro. a partir del próximo 30 de enero, es decir, entrarán a su segunda etapa de esta formación: la pastoral en donde estarán con los mazatecos y tlapanecos por cuatro meses antes que termine el curso y poder, posteriormente, pedir seguir estudiando, sea en México o el extranjero (en los países de Misión), su continuación en los estudios Teológicos.
Ahora, estos seis jóvenes se encuentran en ejercicios espirituales en Guadalajara, del 6 al 13 de Enero antes de poder regresar a la casa Tilapa y continuar con sus preparativos correspondientes a este evento.
De antemano pedimos por ellos, que Dios les conceda Gracia y perseverancia necesarias en esta vocación misionera que han optado por seguir. Los tenemos en nuestras oraciones.
Los integrantes de este curso y que, próxima y Dios mediante, estarán tomando los ministerios, son:
Guillermo E. Gómez P.
Salvador Gómez Ruvalcaba
Alejandro Huerta C.
Miguel A. Mendoza Hernández
Miguel A. Ramírez Flores
Fco, Javier Romero D.
A todos ellos ¡MUCHAS FELICIDADES!
viernes, 11 de enero de 2013
miércoles, 1 de febrero de 2012
domingo, 27 de noviembre de 2011
NOVIEMBRE DE ORDENACIONES SACERDOTALES
Por: Edgar Lemus
En este mes de noviembre hemos estado de fiestas, ya que a tres hermanos nuestros, misioneros de Guadalupe, les han conferido el inestimable don del sacerdocio. José Guadalupe MG, originario de Guadalajara, Jal., recibió la ordenación sacerdotal el 5 de noviembre, en su misma ciudad de origen, de manos del Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara.
Cabe mencionar que recibió la ordenación junto con su hermano de sangre, que estudió para su misma diócesis. Al día siguiente celebró su primera cantamisa en su parroquia, en compañía de sus familiares, amigos y toda la comunidad de fieles de la parroquia. José Guadalupe ha sido destinado nuevamente a la misión de Kenia, África, para desempeñar su ministerio.
Una semana después, el 12 de noviembre, a las doce del día, en nuestro seminario de Misiones de la ciudad de México, Ignacio Flores García, originario de Ecatepec, Edo de México, recibía en ministerio de Mons. Alejo Zavala Castro, obispo de Chilpancingo, Chilapa. Su cantamisa la celebró el domingo 13, en su parroquia de Ecatepec, dedicada a Ntra. Sra. de Guadalupe, Madre de la Reconciliación.
Como primera misión, se le ha pedido su apoyo en la promoción vocacional (COV) de México. Nuestro tercer sacerdote ordenado fue Damián Iván Bernal Cordero, quien, el 19 de noviembre a las seis de la tarde, fue conferido sacerdote por Mons. José Ulises Macías Salcedo, Arzobispo de Hermosillo, Sonora. Su ordenación la recibió en la parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe, en Cananea, Sonora, de donde es originario. Su cantamisa la presidió al día siguiente, ahí mismo. Para la misión, irá a apoyar a los sacerdotes de la misión de Mozambique, África.
Sigamos rezando por todos los sacerdotes, de manera especial por estos hermanos nuestros que se han revestido de Cristo en el sacerdocio ministerial.
jueves, 27 de octubre de 2011
DIA DEL PADRINO 2011
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Por Rigo Flores Garduño
El pasado 2 de octubre del 2011, se llevo a cabo la celebración del “Día del Padrino” en el Seminario para las Misiones Extranjeras de los Misioneros de Guadalupe. Participaron en la celebración Sacerdotes y Seminaristas Misioneros de Guadalupe, algunos Sacerdotes de la Comunidad de Maryknoll quienes vivieron en el festejo de los 100 años de su fundación:
viernes, 2 de septiembre de 2011
ARTÍCULO DEL MES (SEPTIEMBRE)
Apuntes sobre mi encuentro con indígenas mixtecos
Por: Sem. Fernando García
La maravilla de las comunidades indígenas consiste en su misticismo cotidiano. Para nosotros, occidentales, hasta la preparación de una “sta” (tortilla) es un ritual sagrado, para ellos es sólo comida. No es folklor turístico, es una lectura distinta, desde nuestra esencia citadina, que busca a toda costa significar con magia lo milenario. Cuando nos insertamos en un círculo de tradición perdemos de vista que es ajeno a nosotros, somos parte del poder ancestral en los actos dentro de la monotonía. Nos convertimos, pues, en lo fascinante que antes nos dejaba sin aliento; ahora somos el objeto de estudio, sin saberlo, sin quererlo, también estudiados. Todos los encantos indígenas pretenden desnudar la realidad para vestirla con impresión, asombro y olvido, una vez dentro del encanto no nos importa su desnudez. Pero como buen cúmulo de experiencias, no todo es alegría en las comunidades, también hay dolor y dolor que se vive como evidencia de una larga tradición estoica.
El dolor mixteco no se refleja en lágrimas ni adopta formas de actitud. Detrás de la piel quemada, ojos grandes y dientes blancos está el desgarre cardiaco.Consecuencia de una familia destrozada, la enfermedad, carencia, migración, falta de oportunidades, en fin, de todas las ausencias. Todo ocultan, de todo ríen, de todo toman. Son ellos mismos la máscara que les eleva de la miseria emocional: juegan, estudian, trabajan para olvidar, o mejor dicho, lo hacen con un único propósito, marcar pequeños destinos en donde todo sale bien, donde son pequeños dioses y la pelota de básquet, el cuaderno, los chivos, los borregos y la milpa son sus creaciones, sus mundos creados, sus felices perfecciones.
La mixteca desprende un aroma que seduce con ambición a todos, incluso a los mixtecos. Entre el copal y la polvareda esbozan destinos plagados de deseos ocultos, ávidos por trascender en la tierra. Toda la región tiene la firme intención de coexistir con el mundo que arrasa todo lo tradicional por considerarlo inútil. No es radical su persistencia, es supervivencia ante la vorágine tecnológica, con insistencia casi terca aunque espíritu lleno de paciencia. Sólo se puede ser indígena, verdaderamente, cuando el espíritu está desgarrado entre dimensiones culturales. En tal sentido todos sufrimos de la misma confusión. Somos de un lugar, nos sentimos de otros y al mismo tiempo cohabita en nosotros el actuar cosmopolita. Nuestra identidad, collage de cosmovisiones, muévenos al vacío de la pluralidad. No hay espacio ni lugar, por tanto, para ser únicos, excepto en grupo, excepto como indígenas.
Desentrañar al indígena exige desaparecer limitantes antropométricas, geográficas y religiosas. Todos somos hijos de la misma chin..., de la misma madre que no puede hablar correctamente su idioma pero usa extranjerismos, es la constante confusión de usar tenis, zapatos, huaraches o andar descalzos. La discrepancia ha alcanzado hasta nuestra intimidad gastronómica (comemos tacos con Coca-Cola), somos hijos del imperio, de su backyard, trabajamos para ellos y con los nuestros nos gusta ser capataces gringos. Somos incomprendidos, los que están aquí desean ir al Norte (E.U.), los del norte anhelan volver. Todos, desgarrados y adictos de lo ausente, somos indígenas de moral local e internacional. Mi encuentro con la comunidad mixteca, fue en amplio sentido, un encuentro con el aspecto novedoso de las posibilidades de transformación, el añejo interés por anunciar la Buena Nueva sigue vigente, en diversas formas, en diversos modos, implica forzosamente transformarnos y adecuarnos a sus propios simbolismos.
Como acompañantes, religiosos, de estos pueblos, no siempre seremos silenciosos ni meros observantes, a veces se pide nuestra opinión y es entonces donde la diplomacia debe mediar nuestra labor evangelizadora y nuestra apertura para comprender un mundo distinto. Las leyes, normas o estructuras (propias de la Iglesia occidental) pueden rebasarnos sin considerar al otro como integrante de este mismo cuerpo, entonces viene el reto de la misión, de ser extranjeros sin a intención de serlo, de acompañar sin obligar, de amar sin entender.
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